Fragilidad. Para lograr una gran capacidad de absorción de agua, el material utilizado debe ser de gran porosidad y eso tiene como consecuencia una mayor fragilidad. Para mejorar este aspecto, incluimos en la producción componentes aditivos que otorgan mayor dureza. Optamos por no utilizar fibra de vidrio debido a su contraindicaciones para la salud.

Superficie rústica. Justamente por su gran porosidad, las superficies de estos productos son porosas, en contraposición a productos como el vidrio o el plástico, los cuales por el mismo motivo no tienen ninguna capacidad de absorción de agua. Y es por esta causa que siempre se recomiendan las texturas más “trabajadas”, como por ejemplo los diseños de símil piedra donde la rusticidad de la materia prima pasa inadvertida.

Color. Pintarlas o incluir aditivos colorantes, le resta capacidad de absorción de humedad. Las placas antihumedad siempre trabajarán al 100% cuando no se incluyen pinturas o colorantes, los cuales tapan o cierran los poros de la placa. De todos modos, nuestros asesores podrán indicar si es posible pintarlas o qué tipo de pinturas utilizar.

Polvo. Durante la fabricación de nuestras placas incluimos  aditivos para evitar este problema, la eliminación de polvo sólo ocurre durante un período muy reciente a la instalación. Luego dejará de eliminar polvo.

Desprendimiento. Las placas antihumedad pueden despegarse de la pared si se golpean, si hay movimientos en las paredes, también si no fueron rasqueteadas y picadas antes de la instalación. De todos modos esto se soluciona amurando una de cada cinco placas con tornillos y tarugos en formato de tablero de ajedrez.

Conclusión:

Si se presentan cualquiera  de estos problemas, su reparación y mantenimiento es muy simple, rápido, fácil y económico. Invertir en esta solución para la humedad, es sin duda alguna, la mejor alternativa.